Tsukioka Yoshitoshi

Nació en Edo en 1839. Su padre era un rico comerciante que se había abierto camino como samurái, pero Yoshitoshi se marchó de casa a los 3 años para vivir con su tío, un farmacéutico que le quería mucho.

Su verdadero nombre era Owariya Yonejiro, y fue rebautizado como Yoshitoshi por su maestro Kuniyoshi, uno de los más grandes maestros del grabado japonés, de quien adquirió todos sus conocimientos a la edad de 11 años, en 1850. Aunque no se le consideró sucesor de Kuniyoshi en vida de éste, ahora se le reconoce como su principal discípulo.

El primer cuadro de Yoshitoshi apareció en 1853, y después no produjo nada nuevo durante mucho tiempo, quizá debido a la enfermedad contraída por su maestro Kuniyoshi durante sus últimos años. Aunque su vida fue difícil tras la muerte de Kuniyoshi en 1861, trabajó enormemente; en 1862 se conocían 44 obras.

En sus primeras obras hay una serie de escenas extremadamente violentas y morbosas, quizá reflejo de la anarquía y la violencia del Japón que le rodeaba, que había llegado simultáneamente con el colapso del sistema feudal establecido por los shogunes Tokugawa, así como con el impacto de Occidente. Durante este periodo, su fama creció constantemente, y a partir de 1869 fue considerado uno de los mejores grabadores de Japón.

En 1873 comenzó a producir numerosas obras. Los periódicos aparecieron de repente a raíz de la modernización, y Yoshitoshi fue contratado para realizar pinturas para uno de ellos.

A partir de ese momento, el grabado se encontró en una situación difícil. Todos los grandes grabadores de la primera parte del siglo, Hiroshige, Kunisada Utagawa y Kuniyoshi, habían muerto, y el arte se extinguía en la confusión del modernismo japonés. Yoshitoshi insistió en mantener altos niveles de producción y contribuyó a salvarla temporalmente de la degeneración.

Los últimos años de su vida fueron de los más productivos, con sus grandes series Cien aspectos de la Luna (1885-1892) y Nuevas formas de treinta y seis fantasmas (1889-1892), así como algunos magistrales trípticos de actores y escenas del teatro kabuki.

Durante este periodo también cooperó con su amigo, el actor Danjūrō, y otras personas en un intento de rescatar algunas de las artes tradicionales japonesas.